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El sanatorio

Resumen

El poeta, tras un incidente de 'romanticidio', encuentra un vínculo divino a través de sus alucinaciones y deseos de paz. Descubre la importancia de las acciones y oraciones como un poema dedicado a Dios. Convive entre realidad y sueños, buscando paz interior.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Claudio Valdivieso
El sanatorio

Una semana después de recuperarse del incidente por intento de “romanticidio” del que fue víctima un poeta, fue dado de alta. Salió feliz, con la fortuna de olvidar inexplicablemente lo sucedido. Según los “críticos” del chisme, manifiestan que se trató de una intervención Divina.

El perfecto dominio de alear sus alucinaciones con la realidad para navegar en sueños sin desprender los pies del fango del planeta lo hace un hombre absurdo y envidiable. Sostiene el poeta que eso le permite vivir dos veces un mismo instante. Ahora, convencido de encontrar una trocha para acercarse a Dios, tomó el camino de la reflexión y se acercó al Santísimo de rodillas. Curiosamente, nadie podía creerlo y mucho menos él, pero todo sucedió después de sentirse acosado por una necesidad fisiológica e ingresó al Santísimo y se llevó su gran sorpresa. Descubrió que Dios estaba más cerca de lo que pensaba; se persignó, y con disimulo buscaba la puerta que lo llevaría a la paz de su vejiga mientras se arrodillaba.

Según murmuraban otros cristianos el poeta alucinaba, hablaba y respondía: sí Señor, de acuerdo, y de vez en cuando, abría los ojos para liberar lágrimas.

Varias veces escucharon al hombre reprocharle al Señor. El poeta era extremadamente noble, reconocía que era un cuidadoso pecador de hacerlo sin maldad, porque además critica severamente la incoherencia de los samaritanos que utilizan la fe cristiana para ocultar la maldad de sus gestos o enriquecerse. El poeta es cuestionado por ser un romántico soñador del amor a los pequeños detalles que admira con rígida atención. Ahora, el hombre también está maravillado por ese contacto Divino con Dios, y a cambio de pedirle salvación para morir en paz le implora orientación espiritual para vivir en ella.

Convencido de su nuevo contacto a través de la oración recalca sobre la importancia de las acciones, porque esta obra de oración es más compleja de componer por el discernimiento, además de la coherencia de las palabras y los actos. Dice el poeta sonriente y con sarcasmo, que alucinar con coherencia es uno de sus “pecados” favoritos porque encuentra la paz que nadie puede arrebatarle. El hombre admira con cuidadoso detenimiento las minucias de las obras de Dios sin percatarse de que se había convertido en otra de ellas.

Está seguro de que su encuentro con el Espíritu Santo no responde a sus alucinaciones, aunque sostiene que es verdaderamente alucinante. Entendió el mensaje de la paz, se detuvo en el espejo; miró sus ojos, y a través de ellos conversó… Cada acción puede convertirse en una obra, es un poema dedicado a Dios que brillará por la pureza del alma si se escribe con oraciones y acciones. Esto no es para mostrarlo, sencillamente es para encontrarse y encontrarlo.     

Una de las lágrimas del poeta cayó sobre el reclinatorio y reflejó una diminuta luz muy brillante que lo despertó feliz, aunque ninguno de los feligreses presentes pudo diferenciar la realidad de sus alucinaciones o si eran ellos quienes verdaderamente alucinaban.             

 

 

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por Claudio Valdivieso

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