El petrismo que Gustavo Moreno quiere esconder
Resumen
Gustavo Moreno es un político flexible que se beneficia del poder bajo el gobierno de Petro. Su relación con Adith Rafael Romero y Alfonso Eljach es clave en una estructura burocrática y clientelista en Santander. Sus alianzas generan preocupación y denuncias.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
El senador Gustavo Adolfo Moreno Hurtado, nacido en las huestes de Cambio Radical al lado de Germán Vargas Lleras, con quien recorrió las calles de Bogotá en su campaña a la presidencia de la república, es el mismo que hoy disfruta de las mieles del poder gracias al presidente Gustavo Petro, quien, a través de la Unidad para las Víctimas, le está pagando los favores recibidos al interior del Congreso. Moreno no es un político de convicciones ideológicas y mucho menos de partido, simplemente es un político que se acomoda con facilidad en el sofá que le pongan.
Por Oscar Jahir Hernández Rugeles
Su petrismo quedó evidenciado con la llegada de Adith Rafael Romero como director de la Unidad, quien, en últimas, no es más que un empleado del exalcalde de Barrancabermeja Alfonso Eljach, el mismo que planea reconquistar desde esta entidad la alcaldía del puerto petrolero a partir de otra estructura burocrática y clientelista en Santander, que vienen consolidando con la Contraloría y Registraduría Municipal, el SENA y Colpensiones, gracias al petrismo que ahora se empeñan en ocultar.
A Moreno le indigna tanto que lo tilden de petrista, que se atreve a amenazar hasta la familia de quien lo haga, lo cual resulta risible, porque si a alguien que se transforma en victimario es al que le entregan la entidad para reparar a las víctimas, estamos en el peor de los mundos. Ahora, el senador Moreno y Alfonso Eljach no llegaron solos a Bogotá. Esta nueva ala del petrismo oportunista se llevó para el gobierno nacional a varios exconcejales y miembros del gabinete distrital de Barrancabermeja, quienes siguen estando bajo las órdenes de Eljach.
Muchos dirán que eso no tiene problema alguno, pero lo criticable es la clase de personas con las que se están rodeando. Lo de René Garzón no es extraño, si se tiene en cuenta que otros liberales como Juanita Ibáñez y Yolanda Pinto ya habían estado en la entidad. Lo vergonzoso es la vinculación del exalcalde de Lebrija Luis Carlos Ayala, de quien existen audios pidiendo sobornos, y la llegada de Carlos Arturo Vásquez Aldana como jefe jurídico, el mismo que fue denunciado por la Secretaría de Transparencia de la Presidencia mientras estuvo a cargo de Aguas de Barrancabermeja.
Esto es lo que ha respaldado al senador Moreno desde hace tiempo: la misma clase de personajes que acompañaron a su esposa Juliana Ospina López en su aspiración a la Cámara de Representantes por Risaralda, varios de ellos destituidos por títulos falsos e investigados por falsedad documental, como Argemiro Barragán y Duberthy Cardona.
Ese precedente hoy les abre la puerta para sumar a su equipo al concejal de Bucaramanga Óscar Díaz, un político sin votos que, según contratistas, utiliza la alcaldía de Jaime Andrés Beltrán para repartir contratos y cobrar coimas con letras de cambio. A Gustavo Moreno hay que ponerle el ojo, y en la Unidad de Víctimas hay que prestarle atención a un contrato de 50 mil millones que viene andando. Yo sí sé lo que usted firma senador.