El Carrasco: Un basurero con energía

Resumen

El proyecto de la UIS propone transformar parte del relleno El Carrasco en un parque solar fotovoltaico. Esto aportaría energía limpia a miles de hogares, mientras se aborda la necesidad urgente de encontrar un nuevo espacio para el relleno sanitario.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Jorge E. Solís
El Carrasco: Un basurero con energía

El relleno sanitario de Bucaramanga y municipios aledaños que tiene más de 4 décadas al servicio vertiendo basuras y desechos, llamado El Carrasco, de quien se dice tiene más vidas que un gato, pareciera tener un exitoso final de película, después de haber recibido cualquier cantidad proyectos que no han sido sino “pura basura”, algunos con intereses oscuros y de tutelas con el fin de extender su agónica existencia. Sale a la palestra un nuevo proyecto de desarrollo sostenible del grado de Maestría en Geofísica de la Universidad Industrial de Santander -UIS- con desafíos ambientales y sociales soportados.

El objetivo del proyecto se centra en la construcción de un parque solar fotovoltaico en un área del 10% del terreno clausurado del Carrasco, que permita generar energía renovable, contribuyendo de paso al desarrollo sostenible de nuestra región.  Se requiere de un tiempo entre 10 y 15 años para que los asentamientos residuales tengan estabilidad a fin de garantizar la instalación de paneles solares, socializando el proyecto, en el que podrá abastecerse de energía limpia, entre 1.600 y 3.800 hogares al año en el Área Metropolitana, permitiendo la reducción de emisiones contaminantes.

El Juez 15 confirma que el Carrasco tiene un licenciamiento ambiental para que pueda operar hasta abril de 2027, pero hay inconformidad por no cumplir con los acuerdos en implementar avances tecnológicos que permitan disminuir la cantidad de desechos en un 15%, lo que podría adelantar el cierre en abril de 2026. En la actualidad se entierran mensualmente un promedio de 28.626 toneladas de basura, generadas por Bucaramanga, Girón, Floridablanca y Piedecuesta, cuando el promedio se estima en 25.200 toneladas al mes.

El tema central que dé solución y permita dar viabilidad a los diferentes proyectos presentados a implementarse en el Carrasco luego de su clausura, está en la consecución de un nuevo terreno que lo remplace, por lo que ‘no hay que ensillar antes de traer las bestias’. Esta responsabilidad recae sobre los diferentes alcaldes del Área Metropolitana, quienes suelen hacer mesas de trabajo y diálogo sin resultados, distractores que permiten hacer caso omiso a este requerimiento prioritario. Las 93.2 hectáreas del Carrasco están atestadas hasta el dobladillo, convertidas en una bomba de tiempo.

Ya no es noticia que habrá un ‘cierre inminente del Carrasco’. No se vislumbran soluciones a corto plazo y en poco tiempo la licencia expirará, dando paso a este trillado titular en los diferentes medios de comunicación, con la salvedad de que se dé el milagro de conseguir un nuevo terreno para el relleno sanitario, de lo contrario el Carrasco resurgirá entre los escombros como el ave fénix, recibiendo un nuevo soplo de aliento de vida, prolongando por enésima vez su agónica existencia, pidiendo a gritos que le apliquen la eutanasia para poder descansar en paz en medio de tanta ‘basura’.

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por Jorge E. Solís
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