Derivados de la corrupción los derrumbes aíslan a Santander
Resumen
La ola invernal causó derrumbes que aislaron comunidades en Santander, interrumpieron el tráfico y generaron pérdidas económicas. La falta de acción rápida y planificación agrava la situación, pidiendo medidas urgentes y recursos para restaurar la movilidad.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Santander enfrenta una emergencia vial, originada en la ola invernal, que no admite dilaciones para ser resuelta en el menor tiempo posible y que tenga la capacidad de soportar los embates de la naturaleza y deje, de una vez por todas, ser el pretexto perfecto para incentivar la politiquería, la corrupción y el despilfarro de dinero..
Derrumbes de vastas proporciones, en tramos clave, destruyeron la banca, sepultaron calzadas y aislaron municipios en los últimos ocho días de octubre, con consecuencias directas sobre pasajeros, habitantes, turistas, transporte y carga.
Los hundimientos en la vía Bucaramanga–Oiba–Bogotá y en los kilómetros 27 a 29 entre Landázuri y Barbosa interrumpieron el paso total de vehículos y dejaron a comunidades incomunicadas.
La Transversal del Carare cayó en un punto crítico, que aisló a Vélez y a poblaciones aledañas. Las autoridades locales reportaron familias afectadas y vías colapsadas por deslizamientos que ahora exigen recursos y obras de emergencia.
El efecto sobre la movilidad y la economía fue inmediato. Turistas, pasajeros habituales, mercancías y buses quedaron varados. Camiones de carga pierden jornadas laborales. Empresarios y hogares afrontan pérdidas por mercancía retenida y jornales embolatados.
Frente a este panorama, INVÍAS debe asumir responsabilidad técnica y operativa. La entidad emitió comunicados y prometió inspecciones, pero la reparación exige decisión, recursos y liderazgo ejecutivo que no llegaron con la urgencia necesaria.
El Gobierno nacional dispone de instrumentos para declarar emergencia y activar recursos. Las demoras administrativas y la ausencia de un plan de mantenimiento preventivo convierten cada lluvia intensa en una apuesta por la suerte de las comunidades.
El Gobierno departamental falló en coordinación y planificación. Señalamientos, reportes y alertas de meses quedaron sin medidas estructurales para proteger taludes y puentes.
El resultado, infraestructura degradada, puentes que muestran signos de socavación y estructuras pequeñas en riesgo de colapso, con comunidades que afrontan esa posibilidad sin alternativa de evacuación, reubicación o una solución segura.
Los Congresistas santandereanos duermen el sueño de los justos porque su tarea de asegurar recursos adicionales es nula y, previo a este desastre, no impulsaron controles efectivos sobre contratos y mantenimiento en las carreteras hoy colapsadas.
Ante esta crítica situación, se debe imponer una hoja de ruta inmediata como declarar emergencia preventiva, asignar recursos extraordinarios para la estabilización de taludes y reparación de bancas, intervenir puentes con riesgo estructural y habilitar pasos alternos seguros para servicio de pasajeros, transporte y carga.
Hacemos un llamado vehemente a las fuerzas vivas de Santander, Gobernador, Alcaldes, gremios, universidades, transportadores, líderes comunales y vocerías sociales, para exigir soluciones concretas y plazos claros, con resultados eficientes y eficaces.
Así mismo, demandamos informes públicos, auditorías a contratos, presencia técnica en terreno ejecución con transparencia, intervención ministerial del INVÏAS inmediata, desembolso de recursos extraordinarios y vigilancia ciudadana sobre cada peso invertido.
La Procuraduría General de la Nación debe intervenir para proteger el patrimonio público y determinar responsables, porque la región santandereana no puede soportar más pérdidas económicas derivadas de la negligencia institucional.