Crímenes de lesa humanidad

Por: José G. Hernández

Una confesión que ha estremecido y avergonzado a Colombia ante el mundo: “Éramos el mejor batallón, pero de asesinos, porque eso fue lo que hicimos”. Palabras -pronunciadas ante las víctimas- por uno de los excomandantes militares sobre los mal llamados “falsos positivos”, durante una de las audiencias públicas que adelanta la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

Tales audiencias se orientan al reconocimiento de verdad y a la asunción de responsabilidad por parte de los autores de tan horrendos crímenes, en el “Subcaso Antioquia”, dentro del “Caso 03”, que lleva ese tribunal. Según se ha conocido en recientes audiencias, los comparecientes -casi cuarenta- pertenecieron a la IV Brigada del Ejército Nacional y aceptan públicamente haber llevado a cabo, de manera consciente y premeditada, más de quinientas ejecuciones extrajudiciales, torturas y desapariciones forzadas. Los relatos han sido de una enorme crudeza, pero muy precisos y concordantes.

Todo estaba perfectamente planeado y organizado, según los exjefes militares, uno de los cuales narra que, incluso, se destinaba un inmueble para retener a las futuras víctimas antes de cometer los homicidios. Manifestó ante la JEP: “En esta casa llevaban a aquellas personas que iban a ser asesinadas, a las que recogían en Medellín por las zonas más vulnerables. Los recogían con falsas ofertas de trabajo. Allá los tenían cuatro, cinco días”.

Impresiona la declaración del mencionado excomandante: “Los peluqueaban, les daban de comer, les cambiaban la ropa y, lo más triste, les enseñaban a disparar. (…) Cuando estaban esas personas allá, después de 5 días, los sacaban a un área rural (Granada, Cocorná o San Carlos), donde los comandantes de batería realizaban falsas operaciones y asesinaban a la persona”. “Ya tenían el arma”. Los presentaban como “guerrilleros dados de baja en combate”.

Como se sabe, la JEP ha establecido que el número de ejecuciones perpetradas por agentes del Estado colombiano, entre los años 2002 y 2008, alcanzó la cifra de 6402, pero, según varios de los comparecientes, en esta y otras audiencias, la cantidad de crímenes fue superior, dadas las exigencias de los altos mandos militares de la época.

Según la JEP, hubo todo un “patrón macrocriminal” y varias modalidades de “falsos positivos”. La Sala de Reconocimiento de verdad, responsabilidad y determinación de los hechos y conductas, sostiene que “Antioquia es el departamento de Colombia que, entre los años 2002 y 2008, concentra el mayor número de asesinatos y desapariciones forzadas cometidos en el país por parte de agentes del Estado para presentar a las víctimas como falsas bajas en combate”.

Todo lo escuchado en el curso de las actuales y anteriores audiencias, en distintos departamentos del país, es de la mayor gravedad y muy doloroso para las víctimas, para la Fuerza Pública, para la justicia y para la democracia.