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Consulta

Resumen

Los mecanismos de participación popular en la Constitución de 1991 buscan fortalecer la democracia y deben ser ejemplo de respeto, no de confrontación. La reciente propuesta de consulta fue una negación de ese espíritu, representando un uso incorrecto y desafortunado.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Fernando Cepeda
Consulta

Los mecanismos de participación popular introducidos en la Constitución de 1991 distinguen a la Carta Política colombiana como una de las más democráticas. Su utilización debe ser, por lo tanto, un ejemplo de respeto a la democracia. Y lo que ocurrió con la propuesta de consulta popular fue exactamente lo contrario.

Los mecanismos de participación se diseñaron para hacer una democracia mucho más vibrante, más identificada con la voluntad popular. No fueron concebidos como herramientas para aplastar la oposición o para sustituir el poder legislativo del Congreso de la República, en este caso del Senado, cuando este tomó una decisión que el ejecutivo no comparte. Y de ninguna manera se puede pensar que en su promoción se utilicen retóricas denigrantes del Congreso y, en ese caso, del presidente del Senado o de sus miembros..

La convocatoria de la ciudadanía para que participe formulación de una importante política pública no puede ser un llamado a la confrontación total, casi a una lucha política feroz. Todo lo contrario. Se trata realmente de una gran oportunidad para celebrar la democracia, para regocijarse con la participación de la ciudadanía en la formulación de una legislación que ha generado un desacuerdo civilizado.

La convocatoria a la ciudadanía no puede ser una estrategia para debilitar el poder legislativo. Por eso no se puede realizar si éste no da su visto bueno. La invitación a la consulta es un ejemplo de la colaboración armónica entre el ejecutivo y el legislativo para superar un desacuerdo. Por eso ambos concurren en promover esa extraordinaria convocatoria que fortalece la democracia.

Infortunadamente este espíritu de colaboración armónica se desconoció desde el primer momento. Un pésimo comienzo. Y así siguió. Y así se manifestó en la plenaria del Senado del miércoles 14 de mayo. Una confrontación que era una brutal negación del espíritu de este mecanismo de participación democrática. El resultado producirá indignación en algunos y alivio en otros, cuando el sentido de una convocatoria al pueblo debe ser una fiesta democrática como le fue el plebiscito de 1957, la consulta anticorrupción o el referendo promovido por el presidente Álvaro Uribe que no alcanzó el umbral requerido, pero que obtuvo abrumadoras mayorías en favor de cada una de las preguntas.

 

Ojalá esta perversa experiencia no afecte la validez de los mecanismos de participación y que esta desafortunada gestión no se repita.

Nuestra democracia merece algo mejor que esta deplorable estrategia que, por fortuna, deja un ejemplo sobre cómo NO se debe hacer uso de estos importantes recursos democráticos.

 

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por Fernando Cepeda

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