China apuesta por reducir sus emisiones de carbono
Resumen
China ha reducido sus emisiones de carbono un 1,6 % en el primer trimestre de 2025 gracias a un fuerte impulso en energías renovables. Esta caída marca un punto de inflexión en el compromiso del país con el Acuerdo de París y su papel en la transición energética global.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)or primera vez en décadas, China ha comenzado a mostrar señales de estabilización en sus emisiones de carbono, marcando un punto de inflexión en su papel como el mayor contaminante del planeta. De acuerdo con un análisis de Carbon Brief, las emisiones chinas cayeron un 1,6 % en el primer trimestre de 2025 en comparación con el mismo periodo del año anterior, gracias en gran parte a una revolución energética impulsada por fuentes renovables.
Según el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA), en 2024 China instaló una cantidad de energía solar equivalente a toda la capacidad acumulada de Estados Unidos. Este crecimiento sin precedentes forma parte de una estrategia nacional que apunta a transformar su matriz energética, históricamente dominada por el carbón. De hecho, Climate Energy Finance, con sede en Sídney, informó que el 89 % de la nueva capacidad energética en los primeros tres meses de 2025 provino de fuentes limpias, lo que ha elevado al 57 % la proporción de renovables en la capacidad total instalada del país.
Aunque China continúa siendo responsable de aproximadamente 9.900 millones de toneladas de dióxido de carbono al año —lo que representa cerca del 30 % de las emisiones globales—, informes conjuntos de Agora Energy China y Agora Energiewende indican que sus niveles de contaminación están comenzando a estabilizarse. Esta tendencia ofrece un rayo de esperanza para el cumplimiento de los compromisos internacionales asumidos por el país, como la reducción en más del 65 % de su intensidad de carbono para 2030, en línea con el Acuerdo de París.
El presidente Xi Jinping ratificó esta dirección durante una cumbre climática en abril: “No basta con hablar; debemos convertir nuestras metas en logros concretos”, afirmó con determinación. Este viraje no solo mejora la reputación ambiental del gigante asiático, sino que también lo posiciona como un nuevo referente en la carrera por la transición energética global.
China, que hace medio siglo contribuía con apenas el 7 % de las emisiones globales, ha instalado en los últimos años más de la mitad de toda la capacidad solar y eólica del mundo. Para expertos como Lauri Myllyvirta, del CREA, este avance ha sido crucial: “Si China no hubiera incrementado sus emisiones en la última década, el mundo habría mantenido sus niveles estables desde hace años”.
A pesar del avance, los retos siguen siendo enormes. La infraestructura fósil, sobre todo del carbón, aún sostiene gran parte de la demanda energética del país, especialmente en regiones industriales. Sin embargo, la transformación en curso refleja un compromiso tangible y acelerado por diversificar las fuentes de energía y reducir el impacto climático.