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Augusto Cubidez Cuadrado

Resumen

Augusto Cubidez Cuadrado, el Secretario de Prensa, destaca por su habilidad periodística, compromiso social y conexiones prominentes. De origen barboseño, su carrera no surge por improvisación, sino por una lucha social continua y una destacada preparación intelectual.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by José Oscar Fajardo
Augusto Cubidez Cuadrado

                        

Ahí como lo ven, este hombre es el Secretario de Prensa y Comunicaciones de la Presidencias de la República. Sus padres, don Bernardo Cubidez (qepd) y su señora   madre   doña   Mariela   Cuadrado,   son   oriundos   de   Puente   Nacional,   un municipio que tiene que ver mucho con la historia de Los Comuneros, pero llegaron a Barbosa cuando este terruño empezaba a ser un emporio de desarrollo y cultura dada su posición geográfica, su clima de primavera constante, y… aunque ustedes no lo crean y les dé un síncope de la oprobiosa envidia santandereana, de sus mujeres que parecen manojos de flores magnetizantes por su belleza.

 Por: José Oscar Fajardo          

Entonces fue allí donde nació mi personaje elegido para loarlo en mi columna. Pues fiel a mi estilo periodístico y a la filosofía de mi profesión, siempre hago así con los personajes barboseños que saltan por los aires y brillan con luz propia en el ámbito nacional o internacional. Augusto es un hombre noble, sencillo, más bien callado. Pero tiene una habilidad enorme para escribir crónicas y reportajes de un nivel literario y periodístico excelente.

 

Hace poco escribió una crónica sobre un negro que llegó a Barbosa, Santander, aclaro porque hay otra Barbosa en Antioquia, hace unos sesenta años, cuando sus padres ni siquiera se conocían y de él no se sabía si algún día iba a existir. No obstante, escribió una historieta sobre Raúl Urrutia, así se llama aún el famoso negro que llegó con el folclor vallenato dentro de una tambora que era su maleta, e hizo un aporte cultural invaluable a la cultura regional.

 De allí surgieron varios conjuntos musicales posteriormente trasformados en orquestas que pegaron a nivel nacional. Y Augusto, es lo raro, conocía la vida, honra y bienes del negrito Urrutia que llegó a ser muy importante y querido en la ciudad.

Urrutia tampoco era músico de profesión. Sabía de soldadura eléctrica y era fabricante de ventanas, puertas y marquesinas. Tampoco era costeño caribe, sino un legítimo negro color betún, de depurada fabricación chocoana.  

Pero nadie   sabe   de   dónde   carajos Augusto sacó esta información que resultó ser verídica, cosa que se comprobó el día del regreso de Urrutia al pueblo después de 300 años de haberse ido. Pero es que este verraco es misterioso. Urrutia no, Augusto. Porque no es el periodista Urrutia ni el negro Augusto.

Tampoco se sabe a ciencia cierta, de dónde resultó compadre y de “cojí pipido”, como dice El Flecha, con nuestro querido presidente de la República, Gustavo Petro. Claro que él arrancó siendo secretario de Cultura en la alcaldía de Bogotá, cuando Lucho Garzón, amigo de puntapié en el tafanario de Navarro   Wolff, y así sucesivamente.  

Con Augusto arrancamos la aventura del periodismo casi al mismo tiempo, pero el verriondo fue más abeja que yo y se ganó lo que tenía bien merecido porque fue un vehemente   luchador social. La alta posición política y su codiciado cargo profesional no surgen de la palanca o de la improvisación. Es producto de su trabajo social al lado de los más jodidos de este país, y de una dedicada preparación intelectual.

No olímpicamente la presidenta de México se toma fotos con Augusto en un periplo diplomático, lo mismo que el embajador cubano. Pero lo que más le envidio a este colega, es haber podido despedirse de mano y abrazo fraternal con Pepe Mojica, ilustre expresidente uruguayo, fundador del “Movimiento Tupamaro”, junto con Raúl Sendic.

Augusto tuvo el honor de darle la mano y de charlar como amigos de antigua data, a un presidente modesto y humilde, pero de inteligencia enorme, cuando ya sabía que se moría, y quien les enseñó a las oligarquías criollas que no se llega al corazón de los pobres a través de los engaños, los saqueos y los crímenes de Estado.

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por José Oscar Fajardo

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