Ambientalismo trasnochado
Resumen
El progresismo y el ambientalismo extremo están en declive mundial, mientras Colombia afronta desafíos tras decisiones del gobierno, que podrían llevar al país a una crisis debido a políticas conflictivas y un aumento en la corrupción estatal.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Por: Jaime Galvis Vergara
El “progresismo” está en franco retroceso en todo el Mundo, se cancela la Agenda 20-30, subió Donald Trump al poder en USA, se retira del Pacto de París, se desmantela el USAID y su mafia de agitadores y ONGs, USA se retira de la OMS, renunció Klaus Schwab a la presidencia del Foro de Davos, en el Parlamento Europeo se critica duramente el globalismo, el ambientalismo fanático se desmorona, Greta Thunberg se calla, Al Gore se olvida de sus profecías fallidas, la Open Society sale de Europa.
Todas esas historias truculentas del calentamiento global causado por la humanidad, la terrible amenaza del CO2, las nuevas pandemias son temas que están pasando de moda, pero el enfermo mental que “gobierna” en Colombia, parece habitar en otro planeta, con terquedad infinita que puede arruinar al País, decidió cancelar la exploración petrolera y gasífera, impedir por todos los medios el ejercicio de la minería. La construcción de vías de comunicación está casi paralizada, nombró una funcionaria lunática, de triste recordación en el Ministerio de Minas y Energía, como la directora de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, un absurdo aparato burocrático, dedicado a sabotear todo lo que signifique desarrollo en Colombia.
En Colombia hay 33 “corporaciones” ambientales dedicadas al chantaje y las multas, de las cuales nunca ha salido una investigación científica que valga la pena, pero muchas investigaciones, acerca de la irregularidades y abusos que ocurren en dichas corporaciones. Están vedadas para toda clase de actividades productivas grandes extensiones del territorio porque se presume que presentan una gran “biodiversidad” o porque están habitadas por etnias indígenas exclusivamente dedicadas a exigir gabelas y subsidios del Gobierno.
El Mandatario de Colombia se considera una reencarnación de Julio Verne, por lo cual, con demasiada frecuencia interviene en escenarios internacionales con cantinflescos discursos esbozando planes y teorías ridículas, convirtiéndose en un reconocido bufón internacional.
Hay una faceta de la personalidad presidencial que vale la pena mencionar, adicionalmente a sus excesos en la drogadicción y alcoholismo, el señor Presidente exhibe comportamientos dignos de un adolescente malcriado, insulta al Congreso, ofende a la Corte Suprema y demás organismos del Poder Judicial, amenaza a los gremios y a quien lo contradiga. Su ego inflado le impide reconocer sus errores, los cuales se los endilga a sus colaboradores, miente sin rubor alguno y cree que el País debe satisfacer sus caprichos y depravaciones.
A todo lo anterior cabe agregar la increíble corrupción que está permeando los organismos del Estado, las enormes sumas de dinero evaporadas y un continuo derroche en viajes internacionales innecesarios, el nombramiento de personajes ineptos en altos cargos del Gobierno.
Todo ese caos puede llevar a Colombia a convertirse estado fallido, la situación es insostenible.