Algo no cuadra en las cifras del MinDefensa con la realidad nacional
Resumen
El ministro de Defensa destaca un aumento del 57% en combates contra grupos armados desde 2022. Se busca erradicar 40,000 hectáreas de coca y fortalecer la cohesión social y la inclusión rural para enfrentar las redes criminales y mejorar la percepción de seguridad en Colombia.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
El Ministro de Defensa, Pedro Sánchez Suárez, entregó un balance de actuaciones de las Fuerzas Militares que data desde el año 2022 hasta marzo del presente año, y, según su visión, en seguridad y tranquilidad, Colombia es el Paraíso Terrenal cinco punto cero.
La sensación de los colombianos es que estamos en guerra y que la inseguridad campea en cada esquina y no hay campo ni ciudades en las cuales el crimen no sea el pan de cada día.
Según lo anunciado por el MinDefensa, cuyas cifras difieren de la realidad nacional, la estrategia de seguridad del Gobierno Nacional ha evidenciado avances notables, con un incremento del 57 % en los combates contra grupos armados ilegales, lo cual ha permitido afectar estructuras como el ELN, las disidencias de las FARC, el Clan del Golfo, la delincuencia común y grupos paraestatales.
Este enfoque sitúa la seguridad en el centro de la agenda, pero su eficacia depende de la coherencia entre operaciones militares y estrategias sociales que desarticulen las economías ilegales responsables de financiar la violencia.
El anuncio de 40.000 hectáreas de hoja de coca para erradicación voluntaria con apoyo campesino y la voluntad de paz del Frente 33 ilustran la apuesta por combinaciones de acción y diálogo.
No obstante, resulta imperativo garantizar que las políticas de sustitución y los procesos de concentración se acompañen de proyectos productivos sostenibles y recursos suficientes para mejorar las condiciones de vida de las comunidades rurales.
También la viceministra de Defensa, Juliana Coronado, señaló la importancia de un 70 % de acción unificada institucional frente a un 30 % de esfuerzo militar y policial.
Este balance debería traducirse en políticas articuladas de desarrollo regional, inversión social y fortalecimiento de la justicia, para erosionar el poder de redes criminales transnacionales y estimular la corresponsabilidad ciudadana.
Además, se fortalece la articulación con la cooperación internacional y la corresponsabilidad regional en la lucha contra el crimen transnacional.
Si bien el aumento del 70 % en la bonificación del servicio militar y la gratuidad en la formación de soldados e infantes de Marina mejoran las condiciones del personal de seguridad, es vital ampliar estas iniciativas hacia programas de salud mental, reinserción social y capacitación técnica que enriquezcan su perspectiva y reduzcan riesgos de violaciones a derechos humanos.
De cara al presente y al futuro, Colombia necesita consolidar una visión clara que situé esas cifras entregadas con la percepción real de la ciudadanía sobre su seguridad y que las noticias sobre enfrentamientos, bajas, ´plan pistola´, asesinatos de líderes y combates entre criminales por dominar rutas y territorios de narcotráfico, no nos generen esa sensación de que, si salimos de la casa, nos vamos a encontrar con la muerte esperándonos en cada esquina.
En definitiva, los logros operacionales deben complementarse con una estrategia propositiva que fortalezca la cohesión social, fomente la inclusión rural y garantice justicia y la verdad, que la población se sienta segura y que el Estado llegue a la Colombia profunda para poder, de una vez por todas, vivir en paz.