Alcalde de Bucaramanga es víctima de una absurda jurisprudencia electoral
La Sesión Quinta del Consejo de Estado ha dejado sin validez la elección del alcalde de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán Martínez, con el arbitrario argumento de la ‘doble militancia electoral’, por haberse tomado unas fotografías con otros aspirantes a cargos de representación municipal, que pertenecían a otros partidos políticos. No hay nada más absurdo dentro del sistema electoral colombiano que esta supuesta falta disciplinaria, que parece inane e inicua a la hora de castigar a los candidatos a los cargos de elección popular.
La doble militancia debe estar relacionada con la actuación de múltiples electores que estarían comprometidos con otras organizaciones electorales, diferentes a las de sus propios patrocinadores, especialmente a través de la publicidad electoral, cuya identificación sea ostensible ante la opinión pública. Parece absurdo que por colocarse una camiseta con los colores del arco iris y con los múltiples emblemas que aparecen en una bufanda, pueda cometerse un acto de indisciplina que se castiga con la ´´Pérdida de Investidura’.
El Consejo Nacional Electoral es un tribunal compuesto por representantes de diferentes partidos políticos, ninguno de los cuales ha tenido la iniciativa de revisar el valor semántico de estas dos palabras, que fácilmente pueden arruinar una carrera política, como la que venía desarrollando el alcalde de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán Martínez, que estuvo dedicado durante año y medio a perseguir a los grupos de bandidos de la migración venezolana y de la delincuencia común, que se han tomado varias zonas de nuestra ciudad capital.
En sentido común, la ‘doble militancia política’ constituye un arma de doble filo para quienes aspiran a los cargos de elección popular, así sean gobernadores, alcaldes o miembros de juntas administradoras locales, estos últimos que solamente se eligen en las grandes ciudades capitales de los departamentos. Les han colocado tantas trabas a los mandatarios locales y regionales, a tal punto que los candidatos, en tiempo de elecciones, no pueden siquiera saludar a sus compadres y familiares, porque en cualquier momento les toman una fotografía, así sea con la muchacha del servicio, porque les regalaron una camiseta roja, una boina azul, una franela amarilla y un pantalón negro, que bajo rigurosa interpretación puede estar identificando con otros intereses electorales.
En la mayoría de las familias colombianas suele haber diferentes tendencias políticas y por consiguiente, diferente militancia entre unos y otros ciudadanos. ¡Es tan absurda la norma electoral sobre ‘doble militancia política’, que se ha llegado al extremo de acaparar los avales de diferentes movimientos electorales y partidos políticos, para evitar la ‘guerra de los colores’ y de los logotipos publicitarios, por la absurda interpretación de los magistrados de la Sección Quinta del Consejo de Estado, que dejaron a Bucaramanga sin alcalde!