300 FPV (fe, poder y victoria)
Resumen
En Colombia, a pesar de las bendiciones diarias, persiste un desánimo motivado por la pobreza y la percepción social negativa. El articulista propone actuar para ser la bendición que otros necesitan, fomentando un bienestar equitativo y tangible a través de acciones personales y colectivas.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Por donde quiera que vayas en Colombia, encuentras personas que te dicen: “Que Dios lo bendiga”. El vendedor, la cajera, el habitante de calle, el barbero, la manicurista, el conductor; Razón por la cual llama mi atención, porque motivo, en un país en la que la gente te bendice (invocar en favor de alguien la bendición divina-uno de los significados de la RAE), tenemos esa percepción de que las cosas no van tan bien.
Las hipótesis para las causas de ese desánimo generalizado podrían ser múltiples, dramáticas y entendibles. Pareciera ser que muchas de ellas son alentadas por una percepción social que solo ve el punto negro en la hoja blanca; Quizás porque todo lo bueno se da por sentado y lo mejor de la vida, solo es valorado cuando se pierde. Respirar, comer, dormir, amar, reír, trabajar, parecen solo aspectos de una monótona cotidianidad.
En el informe sobre pobreza del Banco Mundial 2024, se indica que más de 16 millones de colombianos viven en pobreza; una razón bastante dramática para que una gran cantidad de compatriotas, se encuentren desesperanzados. En el mismo documento, Peter Siegenthaler, Representante del Banco Mundial para Colombia, señaló: “Debemos trabajar juntos para que todos los colombianos puedan disfrutar de un bienestar más equitativo.”
Esta última frase es una respuesta sensata para Colombia, pues no podemos seguir esperando que los diferentes gobiernos cambien la situación;
Quienes, por ahora, no vivimos dramas, estamos llamados a aliviar el dolor de muchos, ya que podemos ser la bendición que alguien requiere. Podemos ser esa oportunidad de empleo que una persona estigmatizada está buscando; la respuesta a la oración desesperada de una madre que no recibe los medicamentos para su hijo en la Eps o el plato de comida que alguien clama en la calle.
Todos los colombianos anhelamos un mejor país, pero eso lo conseguiremos, siendo mejores colombianos, lo cual podríamos lograr, dejando de: Perder el tiempo en cosas que no generan bendición; vivir juzgando, criticando en las redes y descargándonos en los demás y en Dios, como si ya, no hubiésemos recibido la bendición para ayudar a otros. Desde cualquier tipo de trabajo o actividad lícita, podemos ser bendición para otros.
La fe sin obras está muerta (Santiago 2:26); Es por lo que, invito a cambiar el paradigma que nos lleva a pensar que son los otros los que tienen que bendecir; Dejemos la comodidad de recomendar en las iglesias, centros de bienestar o similares, a personas para que otros ayuden; Vivamos la satisfacción de dar de lo que tenemos, ya sea tiempo, afecto, conocimientos, cosas materiales o dinero; Todos nacimos con algo para dar y definitivamente, es mejor dar, que recibir, pregúntaselo a cualquier boxeador.
Te invito a decir de ahora en adelante: “Yo te bendigo, en el nombre del señor Jesucristo.” Te reto a tener una fe viva, la cual impulsa la acción del servicio y de amar al prójimo; Una fe que nos conduzca a participar de la obra diaria de Dios, la cual realiza a través de su hijo, pero también contigo, el día que tomes la decisión, de ser la bendición para tu familiar, vecino, amigo o desconocido. Dios, no está muerto.
*Abogado, conferencista y representante legal de Abogados con Propósitos SAS.