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¿Jesús si existió?, es la pregunta que me hizo la persona que me atendió en una librería de Antioquia, luego de hacerme un gesto de desagrado, al preguntar por el texto de John C. Maxwell, las 21 leyes irrefutables del liderazgo y manifestarle que me parecía curioso no haber podido ubicar el libro en las librerías cristianas.

La segunda pregunta, acompañada de malestar fue, ¿ese autor es cristiano? A la primera pregunta respondí, Jesús existió y mejor aún, está vivo y como abogado tengo pruebas de ello y a la segunda, el autor es cristiano.

La persona indicó que había hablado con un judío, quien le había indicado que Jesús no tenía la magnitud que le damos los cristianos y basado en ello y en su desilusión por las iglesias, sacerdotes y pastores, ella había tomado la decisión de creer en Dios a su manera.

La situación no es de extrañar, toda vez que todos los hombres fallamos, incluyendo sacerdotes y pastores, razón por la que debemos recordar que es Jesús, el camino, la verdad y la vida; no los hombres, ni los santos o las vírgenes; siendo Jesús el único intermediario entre Dios y nosotros (Juan 14:6).

Volviendo a la pregunta inicial, existen evidencias históricas y arqueológicas que apoyan la existencia de Jesús, incluyendo testimonios de historiadores no cristianos (Flavio Josefo), para aquellos que no consideren como suficiente evidencia los relatos bíblicos, que incluyen las profecías que fueron cumplidas sobre la venida del Mesías y los relatos de los apóstoles, quienes narraron los mismos hechos con percepciones diferentes. De igual manera, es innegable lo que era la crucifixión en el contexto histórico romano. Respecto a la arqueología, debemos resaltar que ha sido la biblia, uno de los textos que han servido de guía para encontrar pruebas sobre lugares mencionados en ella.

Aunque mi intención no era la de polemizar sobre el tema y como no tenía mucho tiempo, pues debía tomar un vuelo a Bogotá, le recomendé leer un libro llamado El Caso de Cristo, en el que el autor abogado y ateo, intenta demostrar que Jesús no existió.

Salí de la librería algo frustrado, no por el orgullo de haber deseado ganar una discusión intelectual que inflara mi ego, más por el deseo de que conociera a aquel que ha cambiado mi vida, al encontrar su camino, el cual no es fácil, conocer la verdad y ganar vida en abundancia.

No sé, si quien lee esta columna, dude de la existencia Jesús; De ser así, quiero decirte que en la vida llega un momento en que debemos reflexionar si nuestra fe, es fruto de tradiciones y creencias o el resultado de la búsqueda y vivencias con Jesús, porque solo el que lo vive, es quien lo goza.

*Abogado, conferencista y representante legal de Abogados con Propósitos SAS.